sexta-feira, 23 de setembro de 2011

Carta de un Sacerdote

Este es una carta de Yura, 
El era el sacerdote más cercano de Altai Chi, hace varios años vivía en el ashram y era la jerarquía para todos los hombres que iban al ashram
Creo que todos que han ido alguna vez al ashram de Novosibirsk lo han conocido,
Sus palabras y experiencias muestran esta situación, no a partir de una lucha de poderes, ni como un drama sobre sectas oscuras,  sino que una busca más profunda, 
Sus palabras:           

 En este momento estoy al lado del Gurú Pfaski. Según la filosofía del radja yoga no necesitamos convencer, justificarnos, “quitar a los alumnos de la Escuela” o utilizar cualquier acción de esta clase, porque en esta filosofía cualquier violación no está bien vista, no se acepta.  Por esta razón, durante todo este tiempo no escribí nada, pero la  gente en skype a menudo pregunta:

[21.09.2011 22:39:20]: ¿Dónde está la verdad?

[21.09.2011 22:39:58]: Si digo dónde no me creerás de todas formas J

[21.09.2011 22:41:12]: No importa si te creeré o no. Lo importante es escuchar ambos lados, entender, ya que todos estamos implicados en esto y este periodo en la escuela ha ocupado parte de mi vida. Gracias.

Y por conversaciones como ésta es por lo que ahora escribo:

No recuerdo exactamente, hace 5 ó 6 años, nuestro Maestro se reencontró con el Gurú Pfaski. Si alguien lo ha leído tiene que recordar muy bien el artículo “La buena noticia” escrita por el Maestro. En él describe experiencias asombrosas, religiosas y excepcionales, que experimentó después del contacto telepático con el Gurú Pfaski: el estado de gracia, incluso diferentes tonos de gracia; el estado de pureza del alma, amor a todas las personas. Más tarde comenzaron los encuentros con él. En ellos siempre intentábamos hacer preguntas muy complicadas que nos preocupaban –cómo llegar al estado de iluminación, cómo desarrollar la voluntad, cómo aprender a amar-, pero a una persona no se le pueden responder enseguida esas preguntas. Antes hay que comprender muchas cosas.

Él comenzó a dar prácticas y consejos más sencillos: qué es lo que hay que comer, cuánto comer, cómo comer, cómo dormir, la necesidad de lavarse las manos etc. porque nosotros teníamos una visión general sobre esto y lo que comprendíamos ni siquiera lo seguíamos. Después vino la meditación al punto negro, la enseñanza progresiva de la respiración completa, ejercicios para los ojos, razminka, derivación a tierra. Todo iba progresivamente. A veces escuchábamos en los encuentros aquello que no se correspondía a la educación que habíamos recibido.

Por ejemplo, el Gurú Pfaski contó que enseñar a través de los gritos no es un método, que hay que explicar todo a la persona y que si tú gritas significa que no tienes suficiente conocimiento cómo para enseñar, por esto estás gritando. Quizás los que sólo acuden a los seminarios ni siquiera lo saben, pero quienes hayan ido a la Escuela de Dioses, o los que se sometieron a la educación en el Ashram saben que gritar a la gente se usa para mantener la disciplina y es una regla obligatoria.

Por supuesto que esto ayuda a organizar a las personas, pero los radja yogis no tienen este método. Ellos utilizan otros métodos. Por la falta de comprensión y las contradicciones que empezaron a aparecer en nuestra mente surgieron preguntas al Maestro. Él explicó que todavía no éramos radja yogis y que estábamos lejos de ello. Solamente ahora comprendo que con esta declaración, el Maestro nos decía que el Gurú Pfaski no sabía qué y cuándo hay que decir a las personas que se encuentran en el camino del desarrollo, negando sus consejos, pero manteniéndolo oficialmente como su Maestro y Dios en la tierra.

Nuestras preguntas se eliminaban. La vida pasaba alegremente en el Ashram. De verdad que yo estaba muy alegre, muy bien. No me arrepiento de nada, incluso aunque hubo momentos difíciles, como siempre ocurre en la vida, porque gracias a ellos me hacía más fuerte espiritualmente. En el Ashram yo sentía al 100% que estaba en mi lugar, y que no necesitaba otra vida. El Maestro creó en mí el amor por el trabajo. Mientras trabajábamos y construíamos vivimos muchos momentos interesantes y de alegría.

Y llegó su detención. Para todos nosotros un shock y la soledad. Sin el Maestro todo es diferente. Pero es la lección de Dios. Una lección para nosotros, para comprobar qué es lo que habíamos aprendido durante este tiempo y si podíamos mantener el conocimiento y el estado que habíamos recibido y no degradarnos. Pero era una lección para todos. Y mi pregunta era: ¿En qué consiste la lección para el Maestro? Era lo que yo no comprendía, si él hacía tanto para nosotros. Pero Dios bendice cada situación, enseña a través de ella, ¿qué es lo que quería enseñar al Maestro?

Asusta siquiera pensar en ello porque él tiene otro nivel completamente diferente, pero sin embargo hice la pregunta. Y recibí la respuesta de Oksana: “El Maestro dijo que nuestras almas necesitan esta experiencia”. Por un minuto la respuesta me satisfizo, pero luego surgió otra pregunta: “¿Y para qué necesita el Maestro esta experiencia?”. La pregunta se quedó sin contestación…

Esperaba su liberación, pedía a Dios, lloraba por las noches, me enfadaba contra la policía, contra el sistema… Pasaba un mes tras otro. Llegó el verano. Yo construyo, no puedo decir que lo haga sin errores, pero me gusta. Tengo un sueño: construir un Ashram enorme en algún lugar donde nadie moleste. Vendrán de todos los rincones de la tierra, quizás no para siempre, pero para uno ó dos meses, o incluso para medio año. Sueño con nuestro teatro,  el escenario que habrá y una radio propia con dijey, el estudio de grabación, el campo de baloncesto, de futbol, los grandes conciertos musicales, las acampadas en las montañas...

Este sueño me da fuerzas enormes y el deseo de aprender a construir y a crear. Por fin, a mediados del verano me mudé a Georgia con el deseo de construir activamente un nuevo bloque. La belleza de allí me inspiró para la canción. He aquí un par de estrofas:

“Montañas, montañas, aire con aromas, puro, agradable para nosotros.

El sol brilla para nosotros tan claro, el mar bate maravilloso…”.

Y por supuesto las conversaciones con el Gurú Pfaski, las risas y la diversión. Entonces pensé que en un día le había visto más que al Maestro en una semana. Durante 4 años yo pedí salir a pasear con el Maestro y, en general, estar de alguna forma más cerca de él, para ver sus reacciones, su forma de hablar, de caminar. Percibir lo que él sentía. No hubo permiso.

Entonces comprendí que no estaba listo y comencé a preguntar: qué hacer y cómo prepararme para poder comunicarme con el Maestro. No hubo respuesta a ninguna de mis cartas, a pesar de que las cartas iban del sótano a la segunda planta. Pero ¡milagro! Después de medio año, el Maestro me llevó de paseo. Antes, yo había ido a buscar con mis hermanos senderos por los que atravesar la cascada y poder pasar más lejos del cañón. Cuando los encontramos, el Maestro me llamó a mí para llevarlo. ¡Estaba en el cielo de felicidad!

Nunca olvidaré el momento cuando le di la mano y me llenó del estado de ligereza. Empecé a saltar y a alegrarme como un niño de 5 años. Después de ese paseo, a pesar de que lo pedí muchas veces más, en todos estos años no llegué a vivir nunca más un paseo como ese. Aquí me enteré de que los radja yogis tienen otro punto de vista sobre la enseñanza. La enseñanza se da con un ejemplo personal. El alumno tiene que ver al Maestro, no sólo en clase sino en todas las situaciones de la vida y aprender.

Por desgracia, en nuestra enorme Escuela hay muy pocas personas que hayan visto al Maestro y aquellos que han podido verlo, lo hicieron sólo en clase. Y únicamente unas alumnas cercanas podían de verdad verlo en su día a día. En la vida diaria no lo veían ni los tutores, ni las tutoras. Solo en las clases a las que acudían una vez al mes; algunos, cada tres meses. Así, las personas que aprendían en los seminarios tenían el ejemplo de lo que pasaba en los tutores, a los que veían solamente en los seminarios y no en la vida real y los tutores tomaban el ejemplo del Maestro, al que veían solo en las clases.

Los conocimientos que transmitía el Maestro eran de una gran fuerza y yo siempre admiraba cómo entre las bromas y la diversión, él siempre seguía una estructura precisa y una introducción ordenada de las imágenes, cómo sacaba la conclusión. Sin embargo, la clase es la clase y la vida es la vida y hay que aprender a vivir. Aquí, mi aprendizaje directo comenzó cuando el Gurú Pfaski me dijo que tenía que poner la espalda recta y caminar erguido.

Me explicó que en una posición encorvada, la médula espinal está bajo presión y las señales del cerebro a la médula espinal y, posteriormente, a otras partes del cuerpo discurre de forma incorrecta. Además, también la parte superior de los pulmones se presiona, no llega la cantidad suficiente de oxígeno y por ello no llega energía al organismo. Enseñaba a caminar correctamente, a comer, a hablar (de forma que te entiendan los demás), y muchos más detalles que conforman la vida, porque yoga y vida son inseparables.

Sin embargo empecé a ver que Oksana, que aquí era la superior, intentaba de todas las maneras posibles no obedecerle. Para mí esto era extraño, porque la lógica dice que tenemos que obedecer al Maestro de nuestro Maestro o declararle como ajeno y no obedecerle.

Yo escribí una carta a nuestro Maestro describiendo todas las inconcordancias y la respuesta en su carta fue: “Que él se dedique a sus cosas de yoga y ustedes decidan las cosas de construcción y organización por su propia cuenta”. Para mí esto fue un shock. Porque el mismo Maestro había escrito que el yoga y la vida son inseparables, sino la persona no entiende qué es el yoga. Esta posición tan incoherente fue incomprensible para mí.

Viendo nuestra vida, cómo vivimos, el Gurú Pfaski, al principio con bromas y luego con más empeño, empezó a llamar la atención sobre que vivíamos incorrectamente. No es posible describirlo todo, pero daré unos ejemplos.

Por ejemplo, la práctica de buscar los 10 errores para la hora de la comida. En esta práctica hay que encontrar 10 errores que cometieron los hermanos y hermanas hasta la hora de la comida. No estoy en contra de este método. Puede despertar a las personas, hacerlas más atentas. Pero sinceramente se cumplía de una manera formal y llegaba a lo absurdo: soltó un pedo en la meditación del círculo, puso algo en un lugar inadecuado... A veces te despertabas por la mañana y pensabas qué errores escribir y sobre quién. Una sincronización así de alegre para empezar el día.

Según la filosofía de los radja yogis esta práctica es simplemente absurda. Chivarte sobre otro es lo mismo que pasar a través de ti mismo un flujo sucio. Ayudar a la persona, hacer una advertencia esto es necesario, pero escribir las listas de espionaje es absurdo porque, de todas formas, después nadie ve si la persona ha cambiado o no, y cuando el alumno por estos errores hace razminka física (ejercicio físico) ni siquiera recuerda el por qué y al día siguiente se equivoca de la misma manera.

En relación a esto, el Gurú Pfaski dice que la persona tiene que poner el acento en el cambio y no en el castigo, en pedir perdón frente los demás o auto-desgastarse. Este es un pequeño ejemplo.

No puedo escribir todo, y no hace falta, pero aquí pongo otro ejemplo más.

Nos movíamos en el territorio del Ashram corriendo. También corremos por la mañana. El Gurú Pfaski muchísimas veces decía que correr regularmente es malo para el organismo. Es perjudicial porque los órganos internos se sacuden de una manera continua y esto perturba su trabajo normal. El conejo puede correr, el leopardo puede correr porque la naturaleza creó sus órganos de forma que están adaptados para ello, pero en la persona no es así.

Como resultado se perturba el biorritmo del organismo, además de producirse arritmia en el corazón, porque el corazón es un motor para la sangre y durante la carrera se perturba su ritmo. Lo interesante es que nuestro Maestro no corre por las mañanas, Oksana no corre, y todos los discípulos cercanos tampoco. Y esta es la enseñanza con el ejemplo personal…

Pero Oksana no permitía ningún cambio. Pasaba el tiempo. Sucedieron muchas cosas que podría contar a quien lea esto, pero debido a que creer en ellas no es fácil, no las voy a relatar.

Yo preguntaba al Gúru Pfaski: ¿Qué hacer? El Maestro le considera su Maestro, pero Oksana no quería aceptar los cambios. Él me dijo que, por supuesto, no tenía sentido ser Maestro ahí donde no querían aprender, pero que en aquel momento salir de la Escuela no sería correcto, porque Bogomudr estaba en la cárcel y en la Escuela aparecería el caos. Finalmente, la copa de la tolerancia llegó al límite (expresión rusa: la tolerancia se acumula en una copa, y cuando ya se ha aguantado mucho tiempo, la copa se llena demasiado, rebosa).

El Gurú Pfaski dijo que los alumnos que venían lo veían muy poco. Venían solo unos días por una gran cantidad de dinero y lo veían sólo la noche del encuentro, no cada día. El Gurú Pfaski siempre come con todos en el comedor común y pidió que las personas que vinieran no comieran en sus habitaciones, sino con todos. Es necesario para ellos ver cómo él come y qué es lo que come. Durante la comida, puede dar consejos, porque en la antigüedad todas las cosas importantes se resolvían en la mesa. Pero la imagen mística exagerada que se mantenía en los alumnos en el pasado podía ser destruida.

Oksana prohibió que pasaran al comedor y empezó a acompañarlos al coche para llevárselos, pero la gente, en un estado de semi miedo, llegaba de todas formas al comedor.  Al ver esto, el Gurú Pfaski no pudo aguantar más no decir la verdad y contó la actitud de Oksana, tal y como pudistéis ver en el vídeo. Ella misma no quiso quedarse y escucharle, contestar algo. Huyó. A continuación a través de Internet supimos de la “ruptura”, “la división de las personas”, “el robo de la Escuela de Bogomudr”…

Nadie piensa atraer la escuela a su bando. El Gurú Pfaski no quería irse. Él cambió de puesto a una alumna: le ofreció a Oksana la posición de contable o administradora. Ella no pudo aceptar esta situación, saltó la valla y huyó.

Pero debido a que los cambios que introduce la filosofía del radja yoga no quieren aceptarse en la escuela, es por lo que el Gurú Pfaski ahora enseña a través de “La asociación mundial de yogis” registrada oficialmente. Si lo deseáis, venid a vernos.

ASOCIACION DE YOGIS DEL MUNDO
Skype: radga-yoga
Tel. +995595240436 Oleg